Hace algunos meses, por motivos profesionales, conocí a Daniel. Es -entre otras cosas- vecino de Villaverde, socialista, y tiene una buena pila de años. Hablando con él, me comentó que tocaba en un grupo de rock, con otros amigos también cuarencincuentones como él:
– Anda, qué bien, – le dije, – ¿y cómo se llama el grupo?
– Nunca es tarde.- Me dijo.
Me reí, claro.
Son buenos. Tuve la oportunidad de escucharlos el 24 de septiembre en un concierto en la Ciudad de los Ángeles (Villaverde, no San Francisco) y hoy mi primer post lleva el nombre de ese grupo. Porque he empezado muchas cosas en mi vida, incluido algún blog que anda por ahí huérfano, y nunca es tarde para empezar algo. Da igual que algo quede sin terminar. Empezar algo es creer en tu capacidad para crear.
Y yo creo en la mía.