Hace unos días, tuve la suerte de conocer a David Castro, el valiente creador de Cervezas La Cibeles. Charlé con él en el Mercado de la Cámara Agraria de Madrid, que cada primer sábado de mes trae a la capital joyas gastronómicas de toda la región (verduras, quesos, panes, miel, aceitunas, aceites, vinos, carnes, dulces, y cervezas). Días después, el 11 de marzo, lo entrevisté en el programa de radio que hago en Getafe Voz (hace un par de semanas que volví a la radio comunitaria, y sigue siendo hermosa y pobre) sobre lo que yo llamo “emprendimiento responsable”, AKA emprendimiento “realista” o “pesimista”.
Casi al final de la entrevista, le pregunté por las ayudas de las administraciones a los emprendedores: “La Administración te echa una mano por un lado y te la quita por otro”, me dijo, “nosotros estábamos en una pequeña fábrica en el Ventorro del Cano y por suerte la fábrica se nos quedó pequeña. Nos hemos movido de municipio a una fábrica más grande, y por cambiar de sitio, sin cambiar ni un sólo tornillo, nos han pedido 15.000 euros en concepto de licencia de actividad”.
¿Os hacéis idea de cuántas cervezas hay que hacer y que vender para ganar 15.000 euros?
Y añadió: “La gente no se da cuenta de dónde estamos viviendo. Si por ejemplo cambio la caldera, resulta que tengo que homologar otra vez TODA la instalación y eso me vale otros 6.000 euros. ¡Hay tanta burrocracia (sic) en este país donde la ventanilla única es mentira..! Tenemos que estar más preocupados de estas cosas, cuando lo realmente importante es vender, generar un ecosistema laboral y sobrevivir”.
Le dije que lo que me estaba contando era impropio de un mundo supuestamente globalizado. Y que en Europa, un mercado en el que no hay aranceles, resultaba chocante que cambiar de municipio pagara aranceles altísimos en diversas formas (homologaciones, licencias, etc.).
http://www.ivoox.com/gesto-voz-una-cervecita-11032014_md_2909827_1.mp3″ Ir a descargar